Un sueño hecho realidad
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Publicado en:9 Marzo 2014 3:17 pm
Última actualización en:2 Enero 2020 3:51 pm 3449 vistas
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Me había llamado dos veces durante la semana con esa voz dulce que me tiene encantado desde que la conocí, para pedirme que no me olvide de revisar su computadora que no podía imprimir. Es una chica muy hermosa, joven, extremadamente sexi, el sueño de cualquier hombre. Y estaba esa intriga que sembró su mejor amiga que unos meses atrás me había dicho, le gustas, y otra amiga que me dejó ver su conversación de celular en que decía que nunca se pelearía por nada conmigo porque hay un cariño muy especial. En las semanas previas, habíamos estado mensajeandonos, para probarla, algunas veces le envié corazones y besos, que ella respondió cada vez.
Era sábado, media mañana, llegué a su casa y toque el timbre. Salió su padre, me recibió y me hizo pasar, al entrar a su casa, su madre, quien siempre me saluda con cariño, y finalmente de su habitación, aparece ella con una gran sonrisa, agradeciéndome por ir. Pasé a su habitación donde tiene un pequeño escritorio personal con su All In One HP. Con él, un sillón muy cómodo y amplio en el que me senté y me puse a trabajar. Unos minutos después, su madre, con un plato de galletas Oreo y Coca Cola, saben de mi debilidad por ambos. Ella aún en bata de dormir, me contaba de su trabajo, me mostró sus últimos certificados obtenidos en los cursos que da la empresa para su personal. Sacó al final una placa, el mejor reconocimiento que ha obtenido hasta ahora. Así de entretenido avanzaba lentamente con mi trabajo. Me dejó por unos minutos, entraba y salía de su habitación y la de sus padres en repetidas ocasiones y yo aproveché a prácticamente terminar lo que tenía que hacer. Su padre se fué con amigos a ver un partido de fútbol, y su madre atendió una llamada y salió de casa.
Vuelve a la habitación y ve las galletas sin tocar, me dice con voz dulce, no has comido nada, mientras toma una galleta y me da de comer en la boca. Yo como un tonto, mirándola fijamente mientras ella me sonríe, y se va. Regresa nuevamente con un perfume en la mano, pero esta vez va por el otro lado del escritorio, el que esta libre de cables, se da un par de atomizadas en el cuello y me lo acerca para que huela mientras dice: ¿te gusta?
¿Qué harían?
Fui cerrando los ojos y respiré profundamente, era un perfume delicioso, SO de Oscar de la Renta, me fui acercando a su cuello, por lo visto ella también lo hacía pues casi instantáneamente mis labios se encontraban ya en su cuello... y lo besé. Luego vino un instante de incertidumbre, aquél en el que no sabes si se retirará ofendida, pero tras un par de segundos, la incertidumbre desaparece. El resto fué una explosión de deseo contenido por mucho tiempo, giré el sillón hacia su cuerpo, la abrace por su cintura, y la senté en mis piernas mientras no paraba de besar su cuello, fresco y delicioso, no hubo oposición ninguna. No miré, mis ojos siguieron cerrados, usamos los otros 4 sentidos por unos momentos, abrazado de su cintura, hasta que sentí sus manos en mis muslos y su cabeza echándose hacia atrás para dejar su cuello totalmente expuesto a mi boca y mis besos. Sin dejar de besarla, comence a explorarla sobre su bata, al acariciar sus caderas me di cuenta que no llevaba ropa interior, subí por su cintura, y entre sus pechos, tampoco había ropa interior, pase mis dedos lenta y suavemente por su cuello, por su mentón, por sus labios carnosos, lo estaba disfrutando como yo, entre abiertos y con respiración acelerada, suavemente toque una de sus mejillas para apuntar su boca hacia la mia y darnos el beso con el que soñamos por años.
La conozco desde , cuando tu conoces a una mujer desde , y ves toda su transformación del vestido infantil a la sexi mini falda, te sientes un poco intimidado, intimidado de ser muy agresivo, intimidado por los recuerdos de tiempos de total inocencia, mis primeras caricias fueron muy nerviosas, acaricie por encima sus pechos sin apretarlos, tímidamente, hasta que sentí su lengua explorando mi boca, apasionada, entonces, empuñe sus pechos firmemente, pude sentir sus pezones ya duros en las palmas de mis manos, sus pechos generosos, deliciosos... sentía que me faltaban manos para llenarme de ellos. Acaricie, empuñe, sopesé, estrujando su bata... luego bajé nuevamente, y acaricie sus muslos, frescos, tersos, y subí mis manos nuevamente pero ahora arrastrando la bata. Acaricie su ingle, sentí sus labios vaginales tibios, subi más, estaba depilada, luego su vientre, cálido, seguí subiendo en búsqueda de sus pechos, hermosos, sublimes, sus pezones duros, esa forma cilíndrica que enloquecen. Los apreté entre mis dedos, y terminé de subir la bata y quitársela. El cuerpo más hermoso que he visto en la vida, se volteó y se subió a mis piernas, me besó, aniquiló mi boca y mi cuello con sus besos, decididamente abrió mi cinturon, el cierre, se levantó y dijo: "mira si llega mi mami" al tiempo que tiraba de mis jeans hacia mis rodillas... miraba por la ventana de su habitación que da al patio y desde donde se ve la puerta de ingreso a la casa, hay unos 30 metros hasta llegar a la casa, tiempo suficiente para ponerse su bata y subir mis pantalones.
El resto, fue placer de dioses, caricias, mamadas suaves, mamadas violentas, mamadas lentas, mamadas rápidas, mamadas profundas, lamidas, succion con avidez, hasta que sentí su lengua por el tajito de mi glande, me hizo lanzar un gemido de placer. Luego puso mi pene entre sus pechos, apretándolo y chupándolo por varios minutos. Luego, bajo bien mis pantalones hasta las rodillas, y se subió a mis piernas, corrimos el sillón frente a la ventana y lo giramos, para que ella pudiera ver si llegaba alguien, me abrazó y empezó una cabalgata frenética, abrazada a mi cuello, y gimiendo muy bajito a mi oido, ¡qué placentero es!, luego aumentó el ritmo y me daba golpecitos en la cara con sus pechos que yo trataba de besar entre sus bamboleos.
En un momento, perdí el miedo de que llegara alguien, y me levanté del sillón y la sostuve cargada mientras ella seguía cabalgando y yo caminaba hacia la pared, donde la apoyé y tomé el ritmo y fuerza de las penetradas, olvidé esa tierna que me sonrie cuando me vé, con la que solo hago bromas inocentes y nunca le había lanzado una mirada de deseo grosera, tal vez por eso en mas de una ocasión me habia mostrado el filo de su ropa interior para que viese cual llevaba puesta. Olvidé todo, y embestí con todas mis fuerzas con mi pene en todo su esplendor como me había puesto. Estaba el aire acondicionado encendido a toda potencia, y nosotros sudando, besándonos, amándonos también a todo vapor. Ya no tengo sus veintitantos, así que luego de unos minutos, solté sus piernas para que hiciera pie. Ella se volteó, cual sospechoso para revisión policial, de manos abiertas contra la pared, y piernas separadas. Volvimos a la carga, mientras giraba un poco su cabeza para ver por la ventana, me había olvidado, si alguien hubiese llegado cuando me levante, ay ay ay.
Me desconcentró un poco, volví a sentir esos nervios que te dan cuando eres y estas haciendo travesuras en casa de tu novia cuando sus padres te dan cinco minutos de soledad, hacía mucho que no sentía esa adrenalina. Dijo: "volvamos al sofá, mi mami debe estar por llegar, solo fué donde la comadre". Nos sentamos, tal como veníamos de la pared, ella dándome la espalda. Retirados del frente de la ventana, un poco a un costado, me cabalgó de espaldas, acariciándome los huevos mientras subia y bajaba, no lo dijo, pero quería completar la faena. Se movió en circulos, buscando el sitio exacto que le diera mas placer, hasta que lo encontró. Duras sentadas y un gemido largo junto con la contracción de todos sus músculos y su boca totalmente abierta indicaban que había llegado a su primer orgasmo. Se quedó quieta, sintiendolo, yo igual, una sentada un poquito de lado que sostenía una erección inmutable a pesar de ya no tener movimiento. Terminó, y entonces nos rodamos un poco para acercarse a su escritorio y volvió al ataque, yo miraba por la ventana, hasta que en un momento, volví a dejar los nervios y me paré del sillón, ella descansando recostada sobre el escritorio, empujó las cosas que estaban en ese lado y se puso cómoda, yo parado detrás de ella, volví a tomar el control y embestir con fuerzas, sus deliciosos y provocadores gemidos inundaron la habitación, le dimos con pasión y ella a ratos se acariciaba los pechos, aprentando sus pezones hasta que llegó el momento de mi eyaculación. Al sentir mi jadeo dijo: "no me sueltes, agárrame fuerte" y tuvo su segundo orgasmo al tiempo que recibía el mio.
Nos echamos en el sillón sin desconectarnos nuevamente, y nos miramos, luego del placer, vuelven el resto de sentidos, y ¡los nervios! , se levanto sosteniendo con una mano tapado su sexo para que no se derrame nada, me pasó su bata que yacía en el piso, dijo: "sécate que parece que llegaste corriendo a la casa y mi mami no es tonta, si viene la metes al cajón del escritorio", de su tocador me paso dos toallas húmedas para que me limpie al son de: "apúrate, que sino, tu quedarás sin pene y yo sin tetas". Me limpié, dijo: "Dame acá" y se fué a duchar.
Me miré en el espejo, me sequé lo mejor que pude, me arreglé bien la ropa nuevamente, me tomé la Coca Cola, y me puse bajo la corriente fría del aire acondicionado mientras miraba por la ventana esperando que no llegara nadie aún. Puse su bata en el cajón que me había dicho y me senté. Apenas me senté, suena la puerta, y llega su madre con algo en sus manos, y no, no era un rifle
Al cabo de unos minutos abre la habitación: "¿cómo va todo?", "bien, ya casi he terminado", "¿y mi ?", "dijo que iba a la habitación de ustedes a tomar una ducha", "ok", y salió de la habitación. El corazón a millón, parte de la exitación que áun tenía, parte de los nervios, de que notara en mi cara excesiva felicidad, o que notara en mis jeans la prueba del delito que aún no se iba a descansar.
Al rato llega, ya bañada y vestida de shorts y camiseta, y todo de nuevo como si nada, bromas inocentes, charla inocente, todo como siempre, aunque ya nunca más sería igual.
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